sábado, 27 de octubre de 2012

Chamber Music with Recorder


Autor: Gordon Jacob
"Chamber Music with Recorder"
Annabel Knight, flauta dulce
Robin Bigwood, clavicémbalo y piano.
Maggini Quartet, Fontanella
Sello discográfico: Naxos (8.572364)
Año publicación: 2.010

Hasta la aparición de Elgar, Vaughan Williams, Bax ,Holst, Britten o William Walton en el siglo XX, la música clásica inglesa vivió un largo vacío musical desde los tiempos gloriosos de Purcell. Pero hoy quiero hablar en este primer post de un músico muchísimo menos conocido que los anteriores: Gordon Jacob.
El motivo por el cual Gordon Jacob es menos conocido lo podemos atribuir a la tan manida catalogación esa que se encarga de asignar a los compositores un lugar concreto en una famosa fila: o estás en los primeros puestos o eres un segundón, y vaya, a nuestro protagonista de turno parece que debemos buscarlo con fruición bastantes puestos más atrás de los que de un honorable compositor debiéramos esperar.
El asunto no me parece baladí, para mí hablar de este disco del que tanto he disfrutado, me inspira a tratar el asunto de porque hay compositores clásicos tan serios y otros tan maltratados por la crítica feroz...
Pero vamos a empezar por el principio, ¿qué nos encontramos en este disco? El título es más o menos clarificador: "Chamber music with recorder", es decir música de cámara con flauta dulce. La flauta dulce, muy popular hasta el Barroco, se convirtió prácticamente en un instrumento de museo debido a su aparente falta de sonoridad. No fue sino hasta principios del siglo XX cuando esta flauta volvió a vivir un renacimiento debido al interés por parte de muchos intérpretes por tocar música renacentista o barroca con instrumentos originales junto al hecho de que la flauta dulce se convirtió en el instrumento preferido por los educadores musicales para el aprendizaje escolar.
Si al protagonismo de la flauta dulce en este disco le añadimos el empleo de otro instrumento tan arcaico como el clave o clavicémbalo podemos convenir que desde luego se trata de un disco en donde la influencia del pasado es determinante.
Lo primero que se me viene a la cabeza al escuchar cada una de las obras de este disco son las palabras modestia y sencillez, pero no entendidas como falta de calidad sino más bien como ausencia de cualquier atisbo de pretenciosidad.
Como buen británico, Gordon Jacob es un enamorado del terruño inglés, de esa música tan plácidamente bucólica y melancólica tan cara al gusto sajón como ignorada en el continente; además el mundo de la música occidental ya no le era demasiado propicio al bueno de Jacob: la atonalidad, el serialismo o la aleatoriedad le eran totalmente ajenos, ergo la crítica musical jamás podría tenerlo de su lado siendo como era un bucolista inglés, un amante de la música instrumental y de cámara sin pretensiones.
La última frase no me resulta menor, ese "un amante de la música instrumental y de cámara sin pretensiones" me lleva a la idea de que las vanguardias musicales del siglo XX nunca casaron bien con la sencillez y la naturalidad de la vieja escuela inglesa, por tanto ya nos podemos ir haciendo una idea de porque Gordon Jacob no se encuentra en los primeros puestos de la famosa fila imaginaria.
Sin embargo, tras una escucha tranquila de este disco, tras esa orgía de flautas dulces, clavicémbalos y cuerdas que no hacen sino retrotraernos a épocas pasadas (bien sean históricas o de nuestra propia infancia), uno se pregunta, ¿y qué más da?, ¿tan determinante era permanecer ajeno al Avant-garde?
Desde luego y desde hoy puedo jurar que en mi larga fila imaginaria Gordon Jacob no será ni mucho menos un segundón. 

Para más información.
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Por Prokofiev